En Zanzibar tuvimos la increíble experiencia de conocer a varios exponentes de la tribu Masai. ¿Cómo? Simplemente hablando con ellos en la playa y acompañándolos a almorzar donde ellos van normalmente a comer. Fuimos con el grupo Masai a comer a un restaurante donde se juntan, al norte de Zanzibar, Tanzania, comimos con las manos y tomamos de una jarra compartida con agua oscura que había sido previamente hervida.
En sus inicios eran una tribu nómade de guerreros y pastores principalmente ubicados en Tanzania y Kenia. Aún hoy conservan muchos de sus hábitos, rituales y ceremonias de iniciación. Su actividad es principalmente la ganadería (cabras, vacas y ovejas). Muchos de ellos son semi-nómades, van cambiando de lugar para que su ganado pueda pastar en diversas tierras. Viven de sus animales: toman su sangre, su leche, comen su carne y hasta hacen manteca. También extraen miel de panales de abeja y hacen una especie de yogurt fermentado mezclado con sangre para beber. Poseen bailes tribales en los cuales cantan y saltan, tocan el tambor y organizan cacerías de leones para mostrar su masculinidad y el paso de los jóvenes a la edad adulta. Hablan maa que es una lengua niolítica oriental y swahili, pero en la actualidad algunos de ellos manejan también el inglés y hasta tienen celulares. El símbolo de poder está representado por la cantidad de animales que posee un masai, lo cual también va a ayudar a la hora de contraer matrimonio. Ya desde muy pequeños se les enseña a cuidar de los animales, a reconocer las plantas y a buscar los mejores pastizales para alimentarlos.
Poseen poblados de chozas construidas con adobe, estiércol y ramas. Para convertirse en guerreros adultos, los masai debían cazar un león con su lanza y a su vez a la edad de 16 años se les practica la circuncisión. Hoy en día por la protección de los leones y su riesgo de extinción se realiza sólo una ceremonia ritual. La poligamia es común para los masai, al igual que para muchas de las tribus africanas. Los matrimonios están convenidos por los padres cuando los niños son aun pequeños, de acuerdo a la cantidad de animales que posee la familia.
Las mujeres y jóvenes masai son el pilar de su estructura social, a cargo de la construcción de chozas, la cocina, el ordeñe de los animales y la limpieza. Los niños desde pequeños ayudan a vigilar los animales mientras que los hombres salen a buscar pastizales aptos para el pastoreo. Hacen vallas con troncos y ramas para proteger el asentamiento de los predadores y para mantener su ganado a salvo.
Se visten con tejidos de algodón en tonos vivos anudados sobre los hombros y realizan artesanías decorativas en su tiempo libre. Muchas de estas artesanías sirven para decorar sus cuerpos con collares, pulseras y pendientes (inclusive, agrandan los orificios de su orejas para decorarlas). Su religión tradicional es monoteísta (su dios es Ngai), en cada tribu tienen un profeta adivino que predice el futuro y que actúa como juez en caso de conflicto. El profeta es el encargado también de realizar ceremonias para la lluvia, la fertilidad y demás. Debido a los intercambios culturales hoy en día muchos de los masai se convirtieron al cristianismo. La hierba para ellos es sagrada y está presente en sus bailes y rituales como símbolo de su subsistencia, por la alimentación de los animales. Los ancianos se reunen para la toma de decisiones importantes que involucren a la comunidad.
Los masai practicaban tradicionalmente la ablación genital femenina para marcar la transición de las niñas a la edad adulta. Esta aberrante práctica consiste en extraer total o parcialmente los genitales femeninos: sólo el clítoris (clitoridectomía): el clítoris y los labios menores: o el clítoris, los labios menores y los mayores (infibulación que implica en algunos casos también estrechar el orificio vaginal). Aunque actualmente este procedimiento es ilegal, muchas culturas de Oriente Medio, Asia y Africa aún lo hacen a la fuerza a niñas y adolescentes. ¿Cuál es su objetivo? Mantener el estado de «pureza» de la mujer, facilitar el matrimonio y/o favorecer el placer masculino. Por supuesto que no sólo la niña pierde la posibilidad de sentir placer y deseo sexual sino que también este tipo de mutilación acarrea problemas físicos y emocionales graves. Normalmente no tienen ni siquiera medidas mínimas higiénicas para prevenir infecciones, y en el caso de la infibulación los riesgos de infección se prolongan aún más. Desafortunadamente en su cultura creen que las niñas que no son sometidas a esta mutilación no van a ser saludables, no están limpias, no van a ser respetadas, ni van a poder casarase, aún las mismas madres y abuelas presionan muchas veces para que se siga practicando.
Tradicionalmente en la cultura masai se fomentaba el robo de ganado a otras comunidades, lo cual evidentemente les ha generado conflictos con otros asentamientos. Hoy en día debido a la privatización de tierras, el cercado de parques naturales y la mezcla de los masai con otras tribus, poco a poco muchos de ellos se vieron obligados a incursionar en las actividades agrícolas, la venta de artesanías y los shows para turistas para poder sobrevivir.
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