Por lo general los vinos jóvenes son más frescos y frutados tienen una acidez más marcada. Con el paso del tiempo, pierden su expresión frutal y su frescura. Los vinos de crianza ganan complejidad aromática.
BLANCOS JÓVENES Se recomienda consumirlos dentro del año o dos años de su cosecha, tienen una acidez acentuada, aromas frutales y florales. Son vinos ligeros, livianos, simples, directos, fáciles de tomar y sin crianza en barrica. Se recomiendan para aperitivos, entradas, ensaladas, comidas con toques cítricos y de acidez destacada, platos frescos y simples, ceviches, pescados blancos y magros, aves sin salsas, sushi y frutos de mar.
BLANCOS CON POCA CRIANZA Son vinos de cuerpo medio, más complejos que los vinos jóvenes, con una acidez más equilibrada, gracias a su crianza corta en barrica tienen más capacidad de guarda. El paso por barrica le aporta al vino aromas tostados y especiados. Algunos pueden haber tenido una maceración pre-fermentativa para obtener un mayor despliegue aromático y un mayor cuerpo. Se recomiendan para comidas con acidez pero estructura untuosa, carnes blancas (pescados y aves) con salsas, arroces con verduras, pastas con salsas cremosas o queso, verduras gratinadas y verduras grilladas.
BLANCOS CON ESTRUCTURA Y CRIANZA Son vinos que permanecen en barrica por un tiempo, lo cual les permite tener una prolongada guarda en botella. Los blancos con crianza tienen mucho cuerpo, debido al paso por fermentación maloláctica despliegan aromas a manteca y una textura más cremosa, untuosa. Los aromas terciarios a madera, cacao, tostado, vainilla, cuero, clavo de olor, etc. están muy presentes dándole una mayor complejidad aromática al vino. Se recomienda maridar este estilo de blancos con pastas rellenas y con salsas cremosas, pescados grasos de río y de mar (merluza negra, salmón rosado), aves en cocciones prolongadas y con salsas que aporten volumen.
TINTOS JÓVENES Son frescos, con acidez marcada, frutados, ligeros, con baja carga tánica y sin crianza en barrica. Son vinos simples, directos. Se recomiendan para maridar cortes magros de carne vacuna, comidas ligeras, preparaciones sencillas, pastas sin relleno con salsas de tomate, pizzas, bruschettas, carnes blancas (pollos y pescados) en preparaciones tipo cazuela y quesos semi-duros.
TINTOS DE COMPLEJIDAD MEDIA Tienen un cuerpo medio, taninos más presentes y despliegan algunos aromas terciarios derivados de una crianza corta. Se recomiendan para comidas de mayor estructura, pastas rellenas con salsas más oscuras, guisados de carne, carnes asadas y cortes cárnicos más grasos.
TINTOS DE CRIANZA Tienen una gran complejidad aromática y mucha estructura. Su acidez está equilibrada, los aromas de crianza (madera/ vainilla/ tabaco/ cuero/ coco/ clavo de olor/ etc.), suelen estar muy marcados. Expresan aromas a manteca, yogur, crema derivados de la fermentación maloláctica. Tienen a su vez más capacidad de guarda. Se recomiendan para maridar comidas más complejas, con largas preparaciones, carnes elaboradas, carnes de caza, cordero, salsas con hongos.
ROSADOS Son vinos jóvenes por lo general, frutados, florales, muy aromáticos, secos, sin azúcar residual, ligeros o de cuerpo medio. La acidez en los vinos rosados es marcada, tienen más cuerpo que los blancos jóvenes pero menos que los blancos con crianza. Son muy versátiles porque ofrecen los aromas de los vinos tintos pero con la frescura y el cuerpo liviano de los blancos. La demanda de vinos rosados va en aumento a nivel internacional, son muy consumidos en el Mediterráneo desde siempre. Se recomienda consumirlos dentro del año o dos años de su elaboración para disfrutarlos en su mejor momento. Maridan muy bien con entradas, aperitivos y platos principales en preparaciones simples, pastas o arroz con vegetales y frutos de mar, ensaladas, sushi, ceviche, gravlax, salmón rosado a la parrilla, embutidos, fiambres, curados, escabeches, carnes blancas (aves/ pescados), preparaciones agridulces, carne de cerdo, achuras, preparaciones con tomate, sopas de pescado, tempuras de pescados o verduras, comida china y picante.
VINOS DULCES Los vinos dulces poseen un azúcar residual elevado perceptible al paladar. Sumado a esto, son usualmente elaborados con uvas de alto contenido de azúcar. Este estilo de vinos, marida muy bien con algunos quesos como los azules y cremosos (maridaje por contraste) y con postres. Los vinos fortificados por su parte, con un agregado de vino destilado, maridan muy bien con chocolate amargo, frutos secos, frutas pasas o confitadas y turrones.