Hay varios factores que amenazan la subsistencia de los animales africanos: el cambio climático, las sequías, la contaminación, la tala de los espacios naturales para desarrollar tierras cultivables, la caza ilegal, el envenenamiento de felinos por parte de productores ganaderos y la demanda de especies salvajes debido a diferentes creencias. El crecimiento desmedido de la población que propicia el avance de los asentamientos sobre los espacios verdes también incide en la pérdida de los hábitats naturales de varias especies. Día a día lamentablemente muchos animales son perseguidos, asesinados y/o heridos. En este contexto, Moholoholo se ocupa de rescatar animales heridos, felinos que cazan ganado o animales enfermos para poder curarlos, alimentarlos y favorecer sus condiciones de reproducción. Las donaciones de visitantes que se acercan a este centro de rehabilitación ayudan a que la organización pueda instrumentar rescates, mantener las instalaciones y comprar comida para estos pobres animalitos.
Algunos africanos aún tienen creencias tribales que se transmiten por generaciones y amenazan la subsistencia de varias especies. La doctrina animista incluye el culto a los ancestros, la curación por la fe, la adivinación, el uso de la magia por parte del chamán o hechicero del clan, la creencia en los espíritus o energías y las ceremonias rituales. Los sacrificios de animales son frecuentes, la sangre es para ellos una fuente de poder, un signo de vida que puede aplacar a los dioses junto con el uso de totems, cantos, bailes y tambores.
El Parque Kruger, en la zona cercana a Mozambique, es el escenario de varias redadas de soldados Sudafricanos contra los cazadores furtivos. Desafortunadamente hay una demanda internacional de animales salvajes debido a creencias religiosas, o propiedades curativas asignadas por las medicinas tradicionales. Por ejemplo, el cuerno de rinoceronte es demandado en Vietnam y China, donde se le atribuyen propiedades en la medicina tradicional como la cura del cáncer y el aumento del vigor sexual, lo cual ha disparado su precio en el mercado negro –una pieza de 10 kilos se vende por un millón de euros–. Por estos motivos nos encontramos con grupos comando de mafiosos que usan armamento pesado, helicópteros y lentes de visión nocturna. Estos cazadores furtivos corrompen políticos y policías para que les permitan sacar los cuernos del país. El miedo que generan estos grupos armados también es la causa por la cual muchas familias privadas no quieran tener rinocerontes en sus propiedades, para no exponerse a ataques.
Las garras y dientes de león por su parte, son buscados como amuletos: el marfil de los elefantes también es muy demandado, el corazón del león transmite valor según las creencias tribales, los huesos de tigre se cree que tienen propiedades sanadoras. Los pangolines, pequeños animalitos cubiertos de escamas que comen hormigas, son cazados para moler y hacer una pasta con sus escamas a las cuales se les confiere atribuciones benéficas para la lactancia, la artritis y otras afecciones. En Africa hay determinados grupos que creen que los ojos de los buitres aportan una aguda visión que permite predecir el futuro (para ganar la lotería, encontrar un buen marido o esposa, etc.). Este tipo de creencias absurdas son la causa de miles de matanzas, que poco a poco van destruyendo la biodiversidad africana. Los buitres a su vez son envenenados con cebos que les dejan los cazadores furtivos para que no sobrevuelen la zona y develen su posición.